15 diciembre 2012

Tendremos mil razones para hablarles de nuestro tiempo y del tiempo de nuestros mayores, para explicarles lo que se ha perdido, podremos contarles cientos de historias, citarles a infinidad de gente que ya no está y de lo que perdimos con su pérdida, podremos advertirles de los peligros que se avecinan, de la exquisita educación que recibimos, de los logros que conseguimos, podremos cantarles misa, si queremos, pero a cada instante y en cada segundo el mundo inicia de nuevo su vida y siempre tiene por delante una nueva misión que cumplir. Subámonos pues al carro de la vida para poder cumplir la misión que aún tenemos encomendada.

1 comentario:

Patrizia Gea dijo...

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Y, casi, ninguna misión es imposible!

Agenta 008