Desde hace ya algún tiempo un elevado número de gitanos de los países del este (búlgaros y rumanos) se distribuyen por nuestra ciudad ejerciendo la mendicidad. Por supuesto que jamás les doy un céntimo, sobre todo porque personalmente he comprobado que esta "profesión" está bajo la supervisión de una especie de mafia organizada. No les doy, pero les saco todo lo que puedo. Esta gitana búlgara la estoy viendo durante mucho tiempo, por lo que el viernes pasado me acerqué a ella para conocerla en persona. Lo que yo no sabía era que en la raza canina también debe haber gitanos, y del este, porque el cabrón, al ver que no llevaba monedas en las mano, no me dejó acercarme a menos de un metro de distancia. Una de dos, o es el mafioso en la sombra, o es el tesorero del tinglado. ¡¡Qué humos tiene el jodío mil-leches!!
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