Trabajar o vivir en la calle les debe dar un instinto especial y deben moverse en un submundo impenetrable si no eres uno de ellos. Cuando pasé por Trapería y lo vi tocar oculté la cámara para intentar cogerlo desprevenido, pero me equivoqué, estaba pendiente de todo, como si fuese un gato. Desde luego no sé lo que fue y desconozco qué le pudo llamar la atención de mi comportamiento disimulado, pero lo cierto es que me caló y siguió mirándome desconfiado hasta que había pasado un buen trecho. Al volverme y hacerle la foto, ya estaba esperándome y, claro, me la montó. La verdad es que fue bonito el encuentro/desencuentro.
1 comentario:
Siempre en el filo......
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