05 mayo 2013

Me manda Pedro Aroca, el hijo de mi amigo Blas Aroca -muerto en 1987 con 37 años-, una foto mía hecha por su padre seguramente en el año 1975, pero no recuerdo dónde estábamos, en qué lugar se hallaba este callejón con una fuente de la que acabo de beber, quizá en La Alberca de las Hurdes donde algunos domingos nos desplazábamos para hacer fotos o acaso fuese en Toledo... Pero bueno, no ha sido traída la imagen a este blog para contar nuestra diaria batallita, sino para testimoniaros cuánta distancia me separa de aquel momento y de aquel Juan, y no tanto de una forma lineal por el tiempo que hace que se tomó o por lo antiguas que son siempre todas las imágenes nada más hacerse, sino por lo insondable -intangible- del vacío en el que inevitablemente se desarrolla nuestra vida.

2 comentarios:

Isabel Martínez Llorente dijo...

Juan, definitivamente eres un nihilista convencido.
¡Buen día!

Anónimo dijo...

Que buen bigote te gastabas.