10 julio 2013

Me imagino llegando a la nave sobre las siete de la mañana para controlar la carga del pedido que esa misma tarde debe estar en Mollerussa (Lleida). Me imagino a media mañana en el restaurante de enfrente almorzando un pincho de tortilla con ensalada murciana. Me imagino llegando a casa, en las Torres de Cotillas, sobre las cuatro y media de la tarde y saludando a los vecinos de enfrente, que salen en ese preciso momento de su casa. Me imagino un hombre muy ocupado pero feliz, un hombre seguro de su labor y orgulloso de su empresa de matricería y plásticos. Me imagino que me imaginan. Me imagino...

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