11 enero 2014

En el mismo momento que tomaba esta fotografía, alguien por detrás de mi gritaba para alertar a la mujer marroquí que sentada en ese lugar parecía estar leyendo el Corán. Al percatarse ésta de que le había tomado una imagen, se levantó y entre gritos y aspavientos quiso quitarme la cámara, con lo que naturalmente se produjo un momento de mucha tensión. Poco a poco, atraídos por los gritos de la mujer y como obedeciendo a una consigna secreta entre ellos, comenzaron a aparecer marroquíes por todas partes y terminaron rodeándome. Cómo salí de esa situación otro día os lo cuento, pero ahora que he recuperado la imagen de la tarjeta -tuve que borrarla delante de ellos- y a pesar del miedo físico que pasé, creo que mereció la pena hacerla: primero por tener la foto de un momento vivido y segundo por no haber dejado de hacer lo que quería. Esa es la gran diferencia que nos separa de ellos, la libertad frente al atavismo.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Aquí también hay atavismos, amigo mío. Y muchos.

Pedro López Martínez dijo...

Las fotos "robadas", las que contagian el misterio y la intensidad y el miedo del instante, son al fin las únicas realmente necesarias.

Juan Ballester dijo...

Contestación al primer anónimo/a: Sí, por supuesto que los hay -y los habrá-, pero la diferencia está en que prevalece la libertad, en las leyes, en la realidad y en la historia.

Anónimo dijo...

Me parece, querido amigo, que tú sueñas una España que no es, que no ha sido nunca. Las leyes son las que han hecho los ricos para protegerse, la realidad, para casi todos, es eso que ellos quieren que veamos,y lo otro que decías, y que no recuerdo ahora, es más de lo mismo.

Anónimo dijo...

Y en la historia, mucho menos. Lee, lee la historia de este triste país. Verás que no se diferencia mucho de la de ningún sitio de este planeta. Rapacidad y locura, nada más.

Juan Ballester dijo...

Te dije antes que atavismos los hubo, los hay y los habrá, porque el ser humano es infinito en su diversidad y lleva dentro todos los modelos. Por ejemplo, una manifestación del atavismo es el anonimato y contra esa opción no puede hacerse nada, salvo respetarla. Esa es la diferencia, esa es la realidad y esa es la historia. Tu te quedas con un extremo como única realidad. Da la cara y así empezaremos a eliminar ese atavismo que tanto dolor te parece provocar.

Anónimo dijo...

Juan, si respetas el anonimato,no deberias pedirle a ese anonimo que diera la cara, ¿no?
Anonima

Juan Ballester dijo...

Yo no le he pedido que diera la cara a una anónima cualquiera; se lo digo a una anónima que habla del atavismo español como una realidad y una constante, y se lo he pedido para decirle que el atavismo empieza por el miedo a la identidad. Y en cualquier caso, solo hay que mirar un poco a un lado y otro -me refiero a viajar- para advertir que España es un paraíso de libertad, aunque sea ésta una cuestión que hay que trabajar y demostrar día a día.

Anónimo dijo...

El anonimato en la red es pluralidad y libertad.
Para ti la perra gorda.

Juan Ballester dijo...

Si el anonimato, sea en la red o en la realidad, para ti es pluralidad y libertad, la pederastia es pluralidad y libertad para el pederasta o la estafa es pluralidad y libertad para el estafador. Plural significa variado, es decir, nada concreto. Y amiga, libertad es sinónimo de identidad; sin identidad no eres nadie y por tanto no eres ni libre ni no libre.
Y terminar un debate con un argumento descalificante, te retrata, que no identifica.