15 mayo 2015


Durantes mis habituales paseos por La Alberca suelo pasar por sitios donde la montaña, en su día, fue horadada para hacer la carretera más recta y menos pronunciada. Son esos trozos en los que de una forma violenta han quedado al descubierto las diferentes capas de sedimentos y que son facilmente visibles por las diferencias de color y composición. Pues bien, uno de estos rincones que tanto me llama la atención es el de la imagen; siempre que paso pienso lo mismo: ¿Qué luz, qué cielo o qué seres habría sobre el mundo cuando ese amarillo se formó?

No hay comentarios: