21 febrero 2018

Ventana que hay en la torre de la catedral de Murcia, junto al reloj. Hoy, desde allí, solo puede verse un triste y fracasado paisaje de edificios amontonados e impersonales, pero hubo un tiempo en el que desde esta ventana ovalada se divisaba todo el paisaje de huerta hasta los montículos de Espinardo. Cómo envidio a aquel hombre que durante un rato dejaba descansar su vista y su ánimo sobre aquella viva y palpitante planicie murciana.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenos días.

Que no volverá.

Anónimo dijo...


Me puedo imaginar esa huerta y sin duda sería una vista maravillosa; pero estar en la sala de los secretos y que de pronto se abra esa ventana a la ciudad, también debió de tener su encanto.