12 abril 2024

No ha pasado aún ni una semana y ya, la sardina del "Entierro" ha sido olvidada. Es lo que tiene el efecto purificador del fuego. Sin embargo, a uno le sigue intrigando este giro artístico en una de las tradiciones más arraigadas de nuestro pueblo: ¿Por qué llamar a un artista en vez de a un artesano, como siempre? ¿Acaso es que da lo mismo uno que otro? ¿Acaso, para los organizadores, las sardinas de los artesanos eran arte y lo mismo da ocho que ochenta? ¿No será que en la actualidad el arte ha rebajado su listón hasta lo artesanal? Lo malo de esto, de este giro tan "cultural" por parte de los sardineros, es que han abierto las puertas al campo. A ver ahora quién impide que por allí metan sus zarpas los gurúes de nuestro tiempo -ya saben, la generación más importante...- y un año de estos veamos arder un salero echando sal a los visitantes, algo así como una nueva performance que registrar para la reedición del famoso libro de ocurrencias. Menos mal que aún nos quedará el fuego.
 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenos días.

Un investigador como tú diría: "Cherchez l'argent.

A propósito, ¿meter las garzas, o las zarpas?

Juan Ballester dijo...

es verdad, zarpassssss. Es que como iba de peces...