Lo peor -para uno- ya ha pasado: La pervivencia masiva de las tradiciones cuando su último sentido ha desaparecido. Sólo hay que pasarse por cualquier iglesia cristiana en horario de culto, o pasearse por la huerta cercana para saber si lo que nos identifica es el huertano o el especulador urbanístico. Y todo esto a pesar de los inolvidables joséluisespalazón.
1 comentario:
Buenas tardes.
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