Nada más salir de ver la exposición sobre parte de las obras del coleccionista y amigo Avelino Marín en la sala de Verónicas, no pude evitar fijarme en la pared de enfrente, concretamente la pared del Mercado de Verónicas. Pueden verse allí varios trozos de piedra apilados sobre el borde del zócalo de piedra que rodea el edificio. Está claro que los han puesto allí porque se ha roto parte de dicho zócalo, pero, ¿quién nos dice que aquello no es la obra de un artista emergente que pide una oportunidad -como hacen los maletillas acampando en la puerta de la plazas de toros durante las ferias taurinas-, para poder exponer en la gran sala que los consagra? Argumentos para su existencia, iguales o superiores a muchas de las "piezas" que allí se exhiben.
1 comentario:
Buenos días.
A saber, lo mismo tienes razón.
Publicar un comentario