Una vieja puerta en La Unión, al parecer cerrada desde hace mucho tiempo. El cartel artesanal que anuncia el taller ya ha empezado a desintegrarse, pero siempre que veo un comercio abandonado no puedo dejar de pensar con cierta tristeza en la ilusión y la satisfacción de sus dueños al inaugurarlo. Ya sé, es la vida, o acaso sea lo duro de haberla vivido cuando todo termina.
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