Paseando ayer por la mañana por el centro de la ciudad vi un rincón, una escena que me llamó la atención. Mientras tomaba la imagen pensé: si un hombre de hace doscientos o trescientos años la mirara, ¿sabría qué es lo que ve? ¿entendería este espacio? Para redondear el día, por la noche estuve viendo "Un soplo en el corazón" de Louis Malle. Claro, el retrato que hace de Dijón y, sobre todo, del espacio urbano como expresión de una forma de pensar y de sentir, me devolvieron muy angustiado a mi imagen mañanera.
8 comentarios:
¿Tendrá sentido esta imagen para un hombre que dentro de doscientos o trescientos años la viera?.
Pero el problema no está, no lo tenemos con el futuro -aún por hacer, aún por llegar- sino en no quedarnos con lo hecho en el pasado. En definitiva el problema es no tener en cuenta lo que se nos dio, destruir el pasado, no tener en cuenta la tradición, partir siempre de cero como si lo del pasado no fuese con nosotros, ni nos incumbiera.
Estas callejuelas murcianas, de origen árabe y sentido geográfico, tenían su porqué con unos materiales, con una vida, con un tiempo, con un ritmo que ahora no está. En fin, lo de siempre con la puta Murcia, pero que cuando uno mira Francia o Italia, o la misma Andalucía, se espanta, se horroriza de lo que nos han/hemos hecho.
Juan Ballester
Un millón trescientos ochenta y nueve mil habitantes hay actualmente en Murcia. No caben en callejuelas o en edificios con amplios espacios y luminosos, modernistas o simplemente sanos y habitables.
Hemos llegado tarde a una idea de ciudad estilo Medina o incluso simplemente huertana. Crecemos hacia arriba y a lo ancho sin piedad como un tumor que ya ha dado metastasis despúes de destruir el órgano que lo cobija. La ciudad es reflejo siempre de la función para la que está hecha, de los habitantes que la usan y transforman acorde a sus necesidades y recursos.
Dicen que hemos crecido muy rápido, pero ¿hemos crecido? Es doloroso reconocer que nos movemos sin orden ni concierto de forma desorganizada y consciente de que solo sobrevivirá el más fuerte.
Esa es mi reflexión.
Soy la del comentario anterior. El nombre que sale no es el mío, Juan. No me he dado cuenta.
Un abrazo.
Faustina
La ciudad es reflejo de la función para la que está hecha, y por eso los italianos continúan con su Roma, con su Coliseo, con su Panteon, con sus Termas etc.
Las ciudades, sobre todo en épocas de expansión, pueden ampliarse por zonas, sin destruir el pasado. Sólo en el Levante hemos arrasado con todo, pero no desde ahora, sino desde siempre, desde la más remota antigüedad. Lo peor es que con toda la información que tenemos, con todo lo estetas que nos hemos vuelto para todo, seguimos tirando para construir encima. De pena, Faustina, de pena.
Juan. Otro abrazo.
Creo que la mayoría de las personas que transitan por las ciudades lo hacen como el agua del río, apenas si tienen contacto con las orillas, solo quieren discurrir y discurrir, les importa sobre todo la comodidad, si llueve que no se llenen de barro los pies y eso si, vivir en el centro muy centro. Poca gente valora la tradicción, el arte, el regusto por la vida ,lo bello y no piensan seguro en la finalidad para la que se hizo su ciudad, creo que por desgracia este discurso está alejado del ciudadano de hoy en día. La ciudad es de todos y por eso se creen con el derecho a pintarrajearla y destrozarla. ¿Que opinará de lo que habeis escrito los dos el grafitero de turno?.
Jose.
No te conozco José, pero has dado en el clavo.
Y yo creo que a los grafiteros les gusta este modelo de ciudad porque les permite ensuciarla. Y todavía más, puede que no existiesen en otras condiciones. Ahora que, en ciudades como Roma o París también hay grafiteros. Este sería un tema para meditar. Desde los hombres primitivos que pintan en las paredes de las cuevas para hacerlas suyas siempre ha habido una forma de marcar territorio ¿no será algo ancestral, que los grafiteros quieren "hacer suya" la ciudad?
Pero yo creo que Juan iba más allá, que no solo se refería a los grafitis sino también a los edificios sobre los que están, a la forma de construcción y crecimiento que tiene la ciudad en Murcia, en Levante.
Faustina
Bueno, bueno, por partes: Desde luego me refería al urbanismo, a la despersonalización de las ciudades, a la frialdad de sus materiales, de sus elementos, pero ya que tocáis el tema de los graffiti, yo creo que debemos distinguir entre lo que es pintar para crear y pintar para expresar. Y dejando lo primero aparte, por ser un tema serio, el que pinta la pared de otro para expresar "la nada", pues nada expresa, a lo sumo daña, o ensucia. Estas mismas pintadas de la imagen ¿expresan algo, alguna identidad, más allá de una tierna gilipollez adolescente?
Juan
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