31 agosto 2009

29 DE AGOSTO

Lance de José Tomás en Linares. 29 de agosto de 2009. Foto: JB

Unas experiencias inolvidables y deseadas. El sábado pasado, en Linares, puder ver torear a José Tomás. No os voy a hacer la crónica, pero sólo deciros que -sin actitudes suicidas- me encontré con un grandísimo torero y con un toreo profundo; pero aún así, lo que más me emocionó de la tarde fue el silencio del público en determinados momentos de la faena del torero, un silencio sabio y muy vivo, como de cementerio.

4 comentarios:

Eurídice-v dijo...

Hay gente a la que le repugnan los toros, que ignoran los toros, pero nadie ignora que existe José Tomás....
Un placer leerte. Un saludo.

Man dijo...

¡Hombre J.B. bienvenido al arte vertical.
Hace un año discutimos sobre las dos grandes líneas maestras del toreo.
1º.-La andaluza que se traza dibujando el pase con el compás. Piernas abiertas, brazo extendido, cuerpo doblado hacia los terrenos del toro. Tumbándose sobre él, a toro pasado. ¡Música maestro!.
2º.- La castellana (aunque también la practicaba Manolete) que se dibuja con el tiralíneas. Escuadra y cartabón. Citando de lejos. Vertical el cuerpo."Hierático". Sin trampas ni cartón. Y el toro pasa por allí porque el que manda, manda.
A mi modesto modo de entender, el toreo es como un ballet que representa un drama de vida y muerte y si el drama está bien interpretado se corta hasta el silencio. No hay quien respire.
Otra cosa son los pasteles de carne y el bote de cerveza.
Bienvenido a estos clarines de silencio.

Anónimo dijo...

LA TORTURA NO ES ARTE NI CULTURA


LOS PUYAZOS

El picador debe clavar la pica en el cuello del toro delante de la cruz. Teóricamente debe penetrar sólo la punta de acero de 3 centímetros, pero siempre clavan también los 11 centímetros que siguen hasta el tope, lo que representa HERIDAS DE 14 CENTÍMETROS DE PROFUNDIDAD Y HASTA 40 DE EXTENSIÓN, que producen al toro un dolor intensísimo y que lo destroza por dentro. Algunos picadores retuercen la pica para aumentar la penetración, se apoyan en la barrera y hieren detrás del morrillo o en el costado para provocar una hemorragia abundante o PERFORAR EL PULMÓN. Si el toro le parece al torero demasiado peligroso el picador lo «castiga» escrupulosamente dejándolo chorreando sangre, medio muerto y limitado grandemente en su capacidad de movimiento. Cada toro recibe una media de 3 ó 4 puyazos.

LOS PASES DE MULETA

Después de que los picadores dejan al toro hecho una piltrafa, el torero demuestra su «valor» dándole pases de muleta, agotándolo por el esfuerzo y la pérdida de sangre. El toro además de mansurrón es un animal miope, daltónico, torpe e ingenuo que embiste al trapo que agitan delante de él, creyéndole culpable de sus males. Llaman asesino al toro que no se deja engañar y embiste al hombre.

LAS BANDERILLAS

Las banderillas terminan en afilados arpones metálicos de 5 centímetros y más largos aún en las banderillas negras. Los banderilleros clavan 4 ó 6 de estos arpones en las mismas horribles heridas de los puyazos o cerca de ellas. A cada movimiento del toro, las banderillas se mueven haciendo que los arpones horaden y desgarren cada vez más la carne, aumentando la hemorragia y «completando» la sádica labor del picador. El terrible dolor que le producen todas estas heridas y el destrozo de los músculos del cuello, es lo que obliga al toro a agachar la cabeza. Cuando el toro llega al ruedo tiene el «grave defecto» (debe ser un «error» de la Naturaleza) de llevar la cabeza alta. En esta postura, para matarlo, el torero se tendría que subir a una escalera para clavarle la espada y esto no sería práctico ni conforme a la sublime «dignidad» de estos torturadores.

ENTRAR A MATAR

Se trata de clavar la espada de casi un metro cerca de las vértebras para lesionar el corazón o algún vaso sanguíneo importante. Esto es la teoría y no pasa casi nunca. Lo más normal es que la espada sólo acierte a alcanzar los pulmones y que el animal agonice lentamente ahogado en su propia sangre, después de varios intentos infructuosos el toro todavía está vivo, AGONIZANTE, GIMIENDO LASTIMERAMENTE, VOMITANDO SANGRE Y PERDIENDO LA ORINA.

LA PUNTILLA, EL ARRASTRE Y EL DESCUARTIZAMIENTO

Finalmente, se le da la puntilla para intentar seccionar la médula espinal. Si la médula no es seccionada sino sólo dañada, el toro no está realmente muerto, sino con un cierto grado de parálisis y es arrastrado vivo y consciente (en Murcia, en septiembre de 1979, el toro se levantó cuando era arrastrado). Aun en el caso de que la médula quede seccionada, la cabeza del toro sigue «viva» unos minutos, por lo que siente perfectamente el dolor al cortarle las orejas. El toro nunca llega totalmente muerto al segundo acto de la carnicería, en esa trastienda de la plaza donde ya no hacen falta lentejuelas para descuartizar. LO MÁS TERRIBLE DE ESTA HISTORIA NO ES TANTO MORIR COMO SER TORTURADO HASTA LA MUERTE POR DIVERSIÓN. Y TODO ESTO ¡EN NOMBRE DE LA VIRGEN DE LA MACARENA, DE LA VIRGEN DE LA SOLEDAD Y DEL JESÚS DEL GRAN PODER!

ALA (ALTERNATIVA PARA LA LIBERACIÓN ANIMAL)

Juan Ballester dijo...

Para ti la perra gorda...