30 marzo 2010

Santa Clara, de Salzillo.


"...Quien traza estas líneas no puede o no quiere decir más sobre Murcia; ha tropezado con su propia vida, perdiendo esa actitud de espectador que le parece indispensable en estas anotaciones. Comprende que al hablar de Salzillo, por ejemplo, no lograría hacerse entender, ya que ese modestísimo escultor del XVIII, rococó y amanerado, es para él mucho más que un gran artista: es casi una mañana, una mañana entera y grande de Murcia, una mañana llena de rosas y de moscas, llena de polvo vivo, no polvo de ruinas ni de abandono, sino de ese polvo murciano que es como una primavera, un florecer; al hablar de las cúpulas de cerámica azul de las iglesias tendría que decir que fueron para él, en agosto, como un agua consoladora, un alivio fresco, unas violetas que llevarse a los párpados cansados por la luz. Y todo, en su terrible subjetividad, parecería un disparate, o acaso algo peor, un autorretrato impertinente."

Ramón Gaya.
De "Murcia", publicado entre otros sitios en el catálogo de Chys "Artistas murcianos 1920-1930" 1972

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Impresionante expresión, quizás de locura?...

Anónimo dijo...

No has entendido nada.Ramón era justo lo contrario a la locura, la clrarividencia máxima