13 abril 2010


Desgasté tanto las fuerzas y su amabilidad para convencerlo de que posara, que se me olvidó preguntarle su nombre. Iba vendiendo paquetes de pañuelos a los clientes de la cafetería, y cuando llegó a mi y le pregunté si me dejaba fotografiarlo, hasta se asustó y por supuesto se negó. Como yo insistía exageradamente, el hombre debió pensar: este es un loco y a los locos lo mejor es darles la razón, así que dejó sus paquetes sobre una silla, se sentó y posó. ¿Por qué? ¿para qué? No lo sé, pero gracias, amigo, que la vida te depare lo mejor.


3 comentarios:

Cuqui dijo...

Me recuerda a la
Golondrina

Marian Ch dijo...

Pues sí. Pesado, puedes ser en grado superlativo. ¡Pobre hombre! Espero que no lo hayas asustado... Mientras escribo ésto ha sonado una alarma en mi móvil. De la librería me avisan que ya ha llegado un ejemplar de "aluvial".

Anónimo dijo...

A este individuo ya lo fotografiaste otra vez que lo pusiste..