16 septiembre 2010

 Ramón Gaya pintando en el Circo Máximo. 1990. Foto: JB.

Conocí Roma a principios de los noventa con él; después, todas las veces que volví estaba él. Ahora, tras varios años vuelvo de nuevo, pero por primera vez sin él. Sí, es verdad, estará allí su obra expuesta, pero eso es otra cosa, no es lo mismo: el cuadro, cuando sale del pintor, recorre su propio camino y su propia vida. No sé, no sé cómo será otro atardecer en Navona o el trajín del mercado de Campo di Fiori sin su presencia, no lo sé, pero a eso voy.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Primero nostalgia,y despues placer,su obra perdura y en cada trazo dejo un trocito de vida.Como me gustaria volver y ver ese atardecer en Navona.¿Puedo ser tu maletera?.

Anónimo dijo...

¡TOC! ¡TOC! ¡TOC!.....¡¡¡OIGAAAA !!! ...¿HAY ALGUIEN AHI?......Todos los dias,la constante Toñi,hace su acertado comentario y deja alguna pregunta en el aire y nunca recibe la más minima respuesta...., M.U. creo se merece un poco de atencion, por su parte,...si no es mucho pedir.....;)

Anónimo dijo...

Por lo de ser su maletera, es un poco tarde, están ya en Roma...
¡Y yo en su casa tan a gusto!
Y sobre el post anterior, en efecto, acertaste, Antonio es el marido de Dula, son los padres de Gisela.
Un abrazo
Gon

Anónimo dijo...

Gracias Gon,no tenias que haberte molestado.Un beso.