12 octubre 2010


Al llegar la vi; recorría toda la lápida de un sitio a otro, sin salirse del espacio que había encontrado, como si estuviese haciendo una ronda de vigilancia. Y yo que iba allí, de nuevo, a concentarme en su recuerdo,  no pude hacerlo y me fui pensando en la insignificancia de la vida frente a la grandeza de la nada, en la pobreza de los recuerdos frente al inevitable y definitivo olvido.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hoy solo es dia para el presente,FELICIDADES PILUCA.