Acaso por dolo eventual, o quizá por una concurrencia de culpas -esto nos lo tendrá que explicar Lucía- taza y vaso se juntaron en una cafetería para diseñar su futuro inmediato. Utilizaron para ello a unos hombres y la excusa de un negocio, pero en el fondo sólo querían juntarse de nuevo.
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