15 diciembre 2010



Veo y oigo -mejor dicho, medio veo y medio oigo- estos días a Lady Gaga con sus fans enloquecidos -y hasta estafados- y no puedo dejar de acordarme de cuando era adolescente y me peinaba el  flequillo, me miraba fijo en el espejo y pensaba: igualico que John Lennon. Está claro, aunque existan la calidad, la excelencia, la originalidad, la personalidad..., lo importante no son tanto esas características como la capacidad de alguien para representar y canalizar la supremacía de lo actual frente al pasado. O sea, siempre la lucha, la supervivencia, la mentira que nos hace creer al mismo tiempo no sólo que somos, sino que también estamos. Por otro lado, la más verdadera de las mentiras.

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