Me dio la tarde con sus nervios y con su enorme espalda empujándome sobre las rodillas. Pero lo que más me llamó la atención de él eran sus orejas, sin hélix superior y saliéndole directamente del cerebro. No lo sé con certeza, pero quizá esta fuese la causa por la que estuvo toda la corrida desconcentrado y desconcentrándome; claro que en Pamplona, en donde hasta un gran sector del público se pasa toda la tarde de espaldas al ruedo cantando, bebiendo y gritando -y cuando digo toda la tarde, es literal, hasta en las cogidas-, este hombre era una joya de afición.
4 comentarios:
No sé por qué pero no me extraña nada que unas orejas raras te desconcentren.
Aquí se ve un claro ejemplo de la evolución humana. El hombre no ha dejado de evolucionar desde su procedencia de los simios. Nos adaptamos al ambiente y a sus condiciones más adversas.
Este chico ha visto cortar tantas orejas en la plaza que las suyas se adhieren lo más posible para que no sigan la misma suerte.
El rabo, desconozco cómo lo tendrá.
Paco Ballester
¡JA JA JA!
MUY BUENO PACO BALLESTER
Muy bueno Paco. Imagínate el rabo. Pegaíco y entre las piernas, por si acaso!
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