Y mientras los humanos hablábamos de los nueve niveles, del Karma y de Suzanne Powell, como si cada uno de nosotros fuese el centro del mundo, del tiempo y de la vida, ella estaba también allí, entre nosotros, delante de todos, pero sin niveles existenciales, sin preocuparse con su karma de acción/reacción, cumpliendo humildemente con su destino, con su belleza natural, con su simple y definitiva realidad.
1 comentario:
El proceso de la presencia de esa flor se ocupa del "no hacer". Nos enseña a dejar a la flor en paz, a dejarla "ser".
Publicar un comentario