Atardecer sobre el Almanzor desde el Castro Celta de El Raso. De toda la inmensidad del lugar y a pesar de la espectacularidad de las últimas luces del día sobre las cumbres nevadas, frente a nuestros ojos lo que más sobresalía, quizá por la luz que recibía o acaso por su terquedad para estar allí, era un pequeño arbolito en flor. La noche anterior habíamos discutido sobre la individualidad en el universo y sobre la posibilidad de que dentro de su infinitud hubiese o sucediese otra individualidad semejante. No lo creo, ni tú ni yo seríamos quienes somos y, además, no sería naturalmente justo. Y ya sabemos que la Naturaleza aunque no sabe de justicias, en nada tiene necesidad de repetirse. Es su ley y es nuestra grandeza.
2 comentarios:
La ley de la naturaleza es perpetuarse, creando seres lo mas semejantes posibles,mediante el código genético. El entorno hace cambiar. Luego, se repite hasta la saciedad. Nuestra grandeza, es obedecer esto como nos viene, cuando lo transgredimos lo estropeamos. Ser humildes ayuda a la naturaleza a seguir su curso. Como la naturaleza no entiende de justicia, lo cual es muy cierto, la soberbia se paga bien cara.
Jose
no se me olvida ese momento, esa temperatura, esa luz y esos colores... todo junto
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