Cuando nosotros llegamos ya estaban en la mesa de al lado, pero no nos habíamos percatado. En un momento concreto, para enseñar a mis amigos cómo funcionaba la nueva cámara, mi giro hacia ellas, las encuadro y disparo, pero casi sin querer, sin proponérmelo, como en cambio sí sucede con otros temas que me interesan. Ahora, dos días después y mientras revelo el archivo raw y las miro, pienso en ellas, en sus vidas, en los mundos tan separados en los que nos movemos, en el tiempo aquel en que el destino nos acercó y cruzó nuestros caminos, en la enfermiza impermeabilidad de nuestras identidades. Si alguna vez me las vuelvo a encontrar quizá las salude, lo que debería haber hecho entonces, aún a pesar de haber pasado por loco, por un loco más.
2 comentarios:
Con una cámara en las manos, eres como Froilan con su escopeta, sin querer, se te dispara. Menos mal que tus disparos no saltan ojos, porque iría media Murcia tuerta y la otra ciega.
Jose
Lo lamentable de esto, es que hayamos llegado a un punto en el que el hecho de saludar a alguien pueda hacer que te tomen por un loco.
Los niveles de individualismo a los que ha llegado la sociedad son lamentables.
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