La llevaba delante de mi por toda la Gran Vía; caminaba muy deprisa y decidida, como si buscase urgentemente una comisaría de policía para denunciar una agresión. Pero de pronto se metió en el Corte Inglés y se puso a rebuscar en la zona de rebajas. No, no la habían forzado, al menos no en ese momento.
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