Rhynchophorus ferrugineus, más conocido como el "Picudo rojo". El martes pasado mi prima Maricarmen -la del TDAH exagerado-, me regaló una caja con una docena. Como eran demasiados, he matado diez y me he quedado con dos, pero cuidado con cómo los matáis, porque me dice otro primo, Juan Matas, que él tuvo a uno atravesado con un hierro durante cuatro días y seguía vivo; después tuvo que quemarlo para que dejara de mover las patas. Estos dos que tengo, al cogerlos para hacerles la foto, me abrían los dedos de la mano para escaparse, pero cuando digo que me abrían los dedos es que me los abrían de verdad. Qué bárbaros y qué bárbaros.
5 comentarios:
Parece un poco salvaje lo que cuenta, atravesarlos, quemarlos, pobres bichos, culpa tendrán ellos de la globalización, ¿porque no hacemos los mismo con los políticos malos?
El anónimo anterior se ha dejado engañar, pues cuando dice "los políticos malos" es que presupone que hay políticos buenos. Todos son unos ladrones, que van a la política no a servir, como ellos dicen, sino a robar.
Pues yo, que siempre me he resistido a generalizaciones, últimamente las estoy aceptando porque coinciden con la realidad. O sea, que estoy totalmente de acuerdo: llegan a la política con alguna intención oculta, pero TODOS.
Hombre!!! Y sabes que no está claro. Por robar dan hasta el ombligo. Y cuanti más, mejor.
Son peores que el Picúo, pero los picotasos te los meten más que nada en la cartera.
Publicar un comentario