25 junio 2012

Era la silueta de Alejandro mirando al mar en Mojácar un seis de septiembre de dos mil nueve. En ese inolvidable viaje sentí por primera vez la emoción de querer y necesitar a un amigo.

7 comentarios:

Marian Ch dijo...

Esta entrada si que es bonita.

Anónimo dijo...

Qué fin de semana más estupendo1. ahí estábamos los cuatro, en ese hotel vacío de Mojacar, pero vosotros dos lo llenábais, dos buenos amigos, porque lo que tú sentías, tb lo sentía él,te quería de verdad, eras su amigo, aún cuando te decía "Qué jodío eres Juan", en esas palabras se manifestaba su cariño por ti. El quiso que estuvieras con él fasta el final, por ello te pedí que llevaras su cuerpo hasta su tumba, así lo habría querido. Desde aquí soy yo la que te doy las gracias por haber sido su amigo. Erais y sois nuestra familia. Isa

Anónimo dijo...

si nunca se lo dijiste ahora ya no sirve

Juan Ballester dijo...

Ahora es cuando sirve, sobre todo a mi.

Paula Aranda dijo...

Claro, un amigo.
Es quién te ayuda sin compromiso
a formarte como persona.
Que lindo que lo tengas,
deberías decirlo,
es de oro que lo pongas acá y
digas esa frase tan bonita.

¿Te espero por mi blog?
Saludos

Anónimo dijo...

porque no tienes la conciencia tranquila

Anónimo dijo...

...ni respecto a otros comportamientos, Paula, cuidadin!