12 febrero 2013

52-82-79. Casi toda la tarde y gran parte de la noche estuvo pensando en lo que haría cuando a la mañana siguiente comprobara que estos tres números de la tripleta coincidían con los números del sorteo que se había celebrado esa misma tarde/noche: veinte mil pesos por peso jugado... Pero a la mañana siguiente, al salir del banco de loterías donde había adquirido su boleto y tras comprobar que no había acertado ni uno solo de los números que llevaba, lo arrugó haciendo con él una pequeña pelota de papel y lo arrojó violentamente hacia el asfalto de la calle por donde cruzaba de nuevo camino al hotel. Al ver la bolita de papel arrugada en el suelo se percató de que junto a ella también había una señal de dirección única, como si la corteza de la realidad tuviese incrustado su propio lenguaje, eso que comúnmente llamamos destino. Instantes después miraba al cielo mientras sentía muy cercana La sonrisa del ahorcado.

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