Nunca me ha gustado la feria, ni cuando era niño; veía ese mundo de luces, colores y sonidos como algo muy competitivo y violento. Pero lo que más me retraía de todo era lo que tenía de cartón piedra, de mentira o de verdad oculta; no miraba las caras de plástico y los disfraces de los personajes, miraba sus pies sucios y mal calzados, sus manos tatuadas, sus ojos tristes y pensativos tras la máscara.
1 comentario:
Buenos días.
Ya somos dos.
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