22 octubre 2015


Facebook es un patio de vecinos, un lugar lleno de egos, de falsos "me gusta", de personalidades emboscadas, de vacíos disfrazados..., pero en Facebook, detrás de cada teclado e iluminado por la luz de una pantalla también existe un ser humano que es, en definitiva, lo que merece la pena. No la conocía de nada, era una de esas amistades a las que agregamos, o nos agregan, mecánicamente, simplemente porque nos gusta la imagen de su perfil o porque reconocemos a amistades compartidas. Ayer por la mañana vino a que le hiciera una sesión de retratos, como me había solicitado hace unos días y, de repente, apareció el ser humano, la persona que siente, que llora, que sueña... Y lo más sorprendente fue que no vino a ocultarse, sino que vino a mostrarse, tal cual. Encarni, gracias por tu lección y por tu valentía.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenos días.