Retrato del periodista Pedro Soler. Todo un personaje de la ciudad, con su aire valleinclanesco, su figura renqueante y su mirada escéptica. Y lo curioso es que lo conozco desde hace muchos años -desde principios de los ochenta-, y siempre ha mostrado este mismo aire bohemio y alardeado de la misma incredulidad existencial. O sea, que debe ser tierno como un niño Jesús y noble como su padre San José. Si no, ¿qué sentido tendrían esta figura y esta puesta en escena?
2 comentarios:
Buenos días a los dos.
Un buen retrato lleno de intención por parte del modelo y bien recogido por el fotógrafo. Abrazo
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