23 marzo 2017


Estaba sentado en la parada del autobús que hay frente a la estación mientras esperaba la llegada de mi hijo. Un fuerte viento arremolinaba los papeles y la tarde amenazaba lluvia. Como cada vez que uno espera, ahora también intentaba distraerme pensando en otras cosas o mirando compulsivamente el maldito móvil, pero no podía; algo había en aquel lugar y aquel momento que me reclamaba constantemente la atención. Ahora, sentado frente al ordenador y pensando en aquellos momentos creo que se trataba de una extraña sintonía entre lo inhóspito e inseguro del lugar, por un lado, frente a la inestabilidad de mi ánimo y de mi tiempo, por otro.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenos días.