El jueves pasado asistí en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Murcia a una sesión de juicios del Tribunal de Hombres Buenos de la Huerta de Murcia. A esa sesión habían sido invitados los alumnos de un Instituto de enseñanza media. Como finalmente hubo conciliación entre los litigantes, no se celebró ningún juicio, cosa que aprovecharon el Secretario del Consejo y su Presidente para informar a los alumnos sobre el sentido de éste tipo de justicia consuetudinaria. Ni que decir tiene que la mayoría se aburrieron sobremanera, aunque entre todos ellos había una chica que no pestañeó durante todo ese tiempo. Al principio pensé: "Qué inutilidad de cita", pero viéndola a ella no tuve más remedio que rectificar y entender que el amor por la cultura no es democrático, sino tremendamente aristocrático y selectivo, es decir, de nacimiento.
4 comentarios:
¿De verdad crees que se trata de algo solamente genético, de nacimiento? A mí me parece que se dan múltiples circunstancias que nos llevan por uno u otro camino, a favor o en contra, y que todas ellas actúan tras el nacimiento y se pñrolongan a lo largo de la vida, sobre todo en los primeros años, en el entorno sociocultural, por ejemplo.
Buenos días.
Posiblemente Pedro. Creo que no he estado muy afortunado en mi frase. No es propiamente "el amor por la cultura" lo que no es democrático, sino la creatividad. Lo que seguramente quería decir -y no lo he dicho bien- es que el interés por lo cultural debe tener un origen personal, individual. Si no, ¿cómo es posible que de sesenta chicos solo les importara -en apariencia, claro- a muy pocos de ellos? En fin, que me dio mucha pena la respuesta -general- de estos jóvenes. Cosas de viejo, un poco machista e inquisidor.
Yo distinguiría entre la actitud de las chicas de la foto --la mayoría atentas-- y la de los chicos --sólo uno en apariencia--, que sin duda dice mucho a favor de ellas. Más vale esta imagen que miles de palabras y carteles de feministas y feminazis.
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