21 marzo 2018

Los vi allí a los cuatro tan ensimismados, tan desentendidos de la realidad en la que se encontraban, que no pude dejar de sentir cierta pena. Claro que quizá esa pena solo sea entendible bajo unos parámetros vitales que ya no les representan. Acaso estén desarrollando sus nuevos códigos de comportamiento imposibles de saber aún, quién sabe, pero mucho me temo que no es ese el camino natural del hombre. Confiemos pues, al menos por la parte que me toca.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenos días.

Seguramente no saben de sus compañeros de banco ni la mitad de cosas que de los "contactos" de las redes sociales.

Creo que ya ni se acuerdan de dialogar.