18 marzo 2020

Tomás Segovia en su casa de Blanca. Septiembre de 1992. Foto: JB



COBIJO

Después de navegar con el rostro desnudo
Por los frescos torrentes del gran viento
Cuya límpida lengua nos llega tartamuda
Entrecortada por los hipos de allá
Me cobijo colmado
Con mi brazada fiel de inmensidad
En un hueco mortal hecho a mi escala
Y miro desde aquí con los ojos brillantes
A lo desmesurado que no me vio pasar
Pero verá por siempre que ya no me vio.

Tomás Segovia

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenos días a los dos, esté donde esté el poeta.