Las redes han llegado para quedarse. Es decir, que iniciamos de nuevo un recorrido que ya habíamos transitado algunas personas con aquellos aspectos, digamos más confusos o más enfrentados con lo que se entiende por una sociedad avanzada y libre. Llevo un tiempo recibiendo en mi página de Facebook imágenes de chicas jóvenes alardeando de tetas y de culo, escenas zoofílicas, pedófilas... ¡Qué duda cabe!, el ser humano no es sólo espiritualidad; arrastramos también una gran carga de animalidad natural, de ahí que este tipo de anzuelos se produzcan porque tienen un hueco frente al deshumanizado algoritmo. Si uno ve una escena erótica de un señor mayor con una niña y en vez de pasarla rápidamente al olvido se detiene unos segundos en ella, aunque sea por extrañeza, el sistema entiende que por ahí van nuestros intereses y por ahí nos seguirá explorando. No hay nadie detrás, solo un nuevo mundo que debemos entre todos comenzar a recorrer y configurar una vez más.