Caminos, metas, deberes, direcciones, órdenes... y aún sin saber hacia dónde vas, pues no le encuentras razones ni siquiera al mismo camino. Y no es Dios, no puede ser Dios la cueva que me proteja, el refugio en el que confortablemente me autoengañe.
2 comentarios:
Buenos días, Juan. Se la encuentres o no, el camino es la razón; llevo años temiendo (o esperando) que no haya otra razón más que esa.
Salud!
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Pues si no le encuentras razones, ni suficientes “porqués”, dedícate a vivirla!!! Y busca tus propias motivaciones.
Y siempre se va “palante” y “parriba” las dos únicas direcciones sin sentido contrario!
:)
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