Y finalmente está el ego. En esa especie de cadena de "lugares" desde donde entendemos el mundo y la realidad, como último y más alto lugar, como atalaya definitiva que nos protege y ampara, está el ego. Somos nosotros, son nuestros ojos, nuestras manos, nuestros poros..., los que le dan forma, presencia y sentido al mundo, pero resulta que el mundo no nos pertenece, sino que más bien le pertenecemos. Deberíamos saber -y nunca olvidar- que la realidad solo la representamos y recreamos mientras vivimos.
1 comentario:
Buenos días.
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