28 mayo 2008

LA INTRAHISTORIA


Cuando hacemos un balance de nuestra vida, o tenemos que relatar nuestra trayectoria vital a alguien, siempre buscamos acontecimientos importantes, grandes proyectos y realizaciones, estudios, trabajos, amistades, anécdotas..., pero nunca hablamos de los millones y millones de imágenes que ininterrumpidamente nos acompañan, de esas escenas en movimiento que normalmente pasan inadvertidas a nuestra conciencia pero que van dejando un poso en nuestra experiencia de la vida: es la luz de cada momento, el perfume que llega, un sonido que destaca, el tropezón de un niño, unos ojos en blanco, un pantalón verde, una pierna que se apoya... Esa es también, y sobre todo, nuestra vida, nuestra historia más profunda.

21 comentarios:

Anónimo dijo...

Bonita pierna que se apoya, yo tambien me hubiera fijado.

Anónimo dijo...

No sé si será que te estás haciendo mayor o que siempre has sido un poeta.

Anónimo dijo...

Me parece que es la pierna de Piluca. Lo que le impresionó a Juan es que la pilló por Murcia conduciendo una moto. Eso son las cosas que marcan la vida de un esposo.

Paco Ballester

Anónimo dijo...

Además, en la matrícula se ve un 78, que su suma es 15, la de 15 es 6, y el 6 de junio será 06-06, viernes anterior a un merecido puente. Esas si que son las pequeñas cosas que te hacen vivir.

Paco Ballester

Anónimo dijo...

Me da la sensacion de que esa silueta, esa forma esbelta y sinuosa, sensual, el Murciautilero Mayor del Reino de Murcia la tiene bien vista, analizada, estudiada, mimada y ¡como no va a dejar un poso en su experiencia de la vida!.
Forma parte de su vida, que no es tan profunda.
Ademas sabemos que en sus C.V. siempre ponía al final .... "he visto la pierna de la moto" y por ello se jubiló.

Antonio Rentero dijo...

Totalmente de acuerdo.

Esos pequeños, ínfimos, fugaces momentos son la argamasa que mantiene unidos los ladrillos que construyen nuestra vida.

Anónimo dijo...

Se llama vida inconsciente, intimidad que no contamos, no la contamos porque es lo que nos hace infinitos, como infinitos son los detalles que nos llegan como sensaciones de todos tipos que traducimos en impulsos. Por ello todos somos diferentes y desconocidos a los demás. Es difícil encontrar a alguien que te muestre realmente como es desde el principio. Normalmente mostramos lo de espectacular que creemos que somos. Cuando nos conocemos, todo esto pasa a un segundo lugar y lo oculto, lo verdaderamente importante entonces nos define, es nuestra seña de identidad. ¿ Imaginas conocer a una chica y decirle... me gusta el pan caliente, la brisa marina, los pantalones verdes o una pantorilla bien sexy?. Ojala y fuéramos así mas a menudo.

Jose.

Anónimo dijo...

En relacción con esto, propongo un juego. Elegir una persona cualquiera, se trata de revelarle cada día una cosa que te guste y una cosa que no te guste. A medida que el juego avance, las sensaciones varían y de que manera. La única condición es LA VERDAD, SOLO SE ADMITE LA VERDAD. Esto te desnuda y te muestra tal como eres. No todo el mundo está dispuesto a jugar a esto. ¿Por qué será? Estamos plagados de miedos a que sepan quien somos realmente, de que materia personal estamos hechos.

Jose.

Anónimo dijo...

Respuesta al anonimo anterior: LA GALLINA

Anónimo dijo...

Coincido. Puedo relatar trayectorias pero no soy capaz de explicar una imagen.
No es lo que veo -al menos, no específicamente-; es lo que siento cuando lo veo.
Es imposible explicar un paisaje: son circunstancias, tiempos. Dos personas verán, siempre, distintos árboles aunque estén mirando el mismo. Ante la magnitud de una antigua catedral, unos ven -embelesados- las imágenes sacras; otros, los ricos arabescos; aquellos, la magna arquitectónica, estos, el boato. Yo, por lo común, me siento aplastado por el peso de la historia. ¿Puedo decirlo, escribirlo, relatarlo? Imposible. Puedo tratar de explicarlo pero sin dudas nadie podrá sentir los mismos sentimientos.
Hace años (tantos?) viajábamos con un colega en un tren colgado de la nieve de los Andes. Era un día de esos en que se ve hasta siempre. Nos rodeaban cholas de largos vestidos y absurdos bombines, con hijos a las espaldas como sacos de patatas. Chillaba algún cerdo, protestaba una gallina, un guiri se rascaba los piojos contagiados y todo con el fondo de una cacofonía ininteligible de Quechua, Aimara, español y otras secuelas de Babel.
Viajábamos apoyados en una ventana, helándonos pero separando el olfato. En las curvas cerradas –todas eran curvas y cerradas- veíamos la estructura casi completa del vetusto esqueleto que bufaba en blanco y negro.
Fue al salir de entre barrancos. Arriba, nieve y nube jugaban con el blanco. Adelante un valle imponente, inmenso, con una cara de sol y la otra de sombras. Abajo –tan abajo…- el azul de un cielo dado vueltas, con una inmensa roca rosa al medio. No me di cuenta, entonces, que no era el aire frío el que me mojaba los ojos. Omar Dalaysson, que no era poeta, dijo entonces la frase que quiero expresar como coralario de mi vida: “¿Quién nos quita el capital que nos llevamos acumulado en las retinas?.
Dejo para ustedes las consideraciones filosóficas que correspondan a tamaña expresión de sabiduría.
Coincido. “Esa es también, y sobre todo, nuestra vida, nuestra historia más profunda”
Coincido… pero yo –tampoco- puedo expresarlo.

Anónimo dijo...

Joder! estáis locos o os ha afectado al riego.
Eso son unas piernas de mujer que empiezan donde la espalda pierde su casto nombre y terminan lejiiiiisimo.Tal cual se ve en la foto.
Los italianos las llaman "gambas" y están “mu guenas” si te las comes crudas (o rebozadas de lo que quieras). Jesú que crú. ¡No se os puede dejar solos!
Man

Anónimo dijo...

Jose, pareces un cursillista, de esos de los Jerónimos. De los que se ponían en pie y confesaban sus pecados delante del público hambriento de cotilleos, y protegidos por no se que conceptos religiosos.
Yo defiendo lo contrario, ocultar la verdad, falsear la realidad, ser un verdadero cabronazo. Porque al fin y al cabo ¿dónde está la verdad y dónde la mentira?. Como en el Tao, parte de la conciencia sucia y parte limpia. Así somos los humanos.

Paco Ballester

Anónimo dijo...

"¿Y que es la verdad?"
¿Donde he oido yo decir eso?.
Ostras Paco, por lo visto en ti nada es lo que parece. ¿o no pareces lo que eres?.
Si no eres lo que eres, sino todo lo contrario, ¿a quien ves cuando te afeitas?
No, si va a resultar que...
¡Juan no les pongas a los zagales mas fotos porno que ya ves como se me descuajeringan.!

Man

Anónimo dijo...

Man, yo soy lo que cada uno quiere que sea. Incluso no se lo que yo soy. Además, ¿para qué saberlo?. El yo y el ser.
Desgraciados los que se preguntan quién son. Mejor escuchar a los demás cómo te ven y luego tener claro que eres al revés de lo que dicen.

Paco Ballester

Anónimo dijo...

Joder Paco. Me has dejado preocupadísimo. La cosa es mas grave de lo que me temía.
Pero ¡ánimo! aunque tu no lo sepas, tu mujer sí sabe que todas las noches se acuesta contigo.
Una abrazo
Man

Anónimo dijo...

Man, te agredezco tu interés y preocupación, pero lo peor de todo es que mi mujer tampoco lo sabe. Lo bueno que algunas veces me dice:
"Te quiero no sólo por lo que eres sino por lo que soy cuando estoy contigo".
El yo y el ser.
Y pensar que todo empezó por unas "cochinas" patitas.
Man, todo es broma. Yo se que soy cojonudo. Autoestima terapéutica.

Paco Ballester

Paco Ballester

Anónimo dijo...

¡Putamadre tio!
Man

Anónimo dijo...

Ya Paco Ballester.Ya ...

Jose.

Anónimo dijo...

¡Hombre Paco, tampoco es eso! He vuelto a releer tu última entrada y lo “cochinas patas”…que quieres te diga…
Te diré.
Como dije anteriormente esas gamba empieza en la zona sacra (empezamos bien) y terminan en un apéndice en forma de piruleta, chupa chup, o porra churrera. Depende.
Se pueden comer crudas o rebozadas (no me refiero al rebozo de las del bar La Tapa) en nata, miel, mermelada… al gusto.
Suelen envolverse en unas fundas de seda que cuando se desenfundan con buen estilo, recuerda a Margarita Carmen Cansino (mas conocida como Rita Haywort) cuando en la película Gilda se desenfunda unos guantes larguiiiiisimos, antes de que el tonto del haba de Glenn Ford le soltara el jetazo (ahora estaría censurada la película).
La parte inferior de tan suculenta extremidad suele estar enfundada en unos zapatos que si son de tacón alto, de estreno y de blanco satén, se puede beber champagne en ellos.
Además, no serán tan malas cuando Dios las hizo a pares, como los ojos, las manos, las… bueno ya sabes, no hay porque entrar en detalles, que puede estar por ahí Luciica y hay ropa tendida.
Pero si te estabas refiriendo a otras “patas cochinas”, también están buenas porque del cerdo me gustan hasta los andares.
¿Estamos de acuerdo Paco?
Man

Anónimo dijo...

Joder, creo que estais todos un poco "p'allá". A fin de cuentas solo es una pierna (bonita, eso si) pero nada mas que una pierna colgando de una moto. A ver si vais a escribir entre todos la segunda parte de "La crítica de la razón pura".

Ya os digo que de la primera me gusto mas la pelicula, asi que vosotros mismos.

Anónimo dijo...

Paco es vegetariano, y si la pata no es vegetariana y lo que mas se parece es la pata-ta, maldita la gracia que les hacen las de carne, ya sean de mujer o cualquier otro ser con ojos. El se las pierde. Creo. En la intimidad no se que hace con ellas.

Jose.