26 mayo 2010


Los ves con esa pose, con esa actitud caciquil (puro, gafas, gorra, cabeza erguida y cuerpo hacia atrás...) y te repele un poco, incluso te lo imaginas en la intimidad como un hombre déspota y seguramente tonto, pero me resisto a pensarlo, huyo del prejuicio de la imagen o de las apariencias externas, simplemente. Creo que siempre hay algo más, un lado que nos gusta del otro, es sólo cuestión de preferencias, o de perspectiva.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No es por juzgar a nadie y menos sin conocerlo, tiene pinta de eso y de mas. Pero es inevitable juzgar a las personas por su apariencia,por su lenguaje corporal. Es una mala opción para conducirnos por la vida, mejor sería símplemente, aunque no mas fácil, no pensar en nada de lo que ese cuerpo expresa. Pero en cuanto a la tontuna de muchos hombres y mujeres, que la hay y mucha, siempre siempre esas personas tienen una pareja que permanece junto a ellos y uno no se lo explica. Es decir,la tontuna humana suele ir por partida doble. Queriéndonos un poco mas conseguiríamos bajar los niveles de tontos de manera inmensa. Creo.

Jose.

Anónimo dijo...

Cuantas veces juzgamos por las apariencias(somos humanos),sin darnos ni cuenta ponemos etiquetas que a veces se desmontan por si mismas."Tanto tienes,tanto vales",dicen por ahí.Pero la verdad es otra.La verdad es esto:Tanto eres, tanto vales.Posees lo que eres.Lo que tienes más bien te posee a ti.Y no es lo mismo una cosa que otra.
P.D.Esta es mi LUCIA,como me gusta tu entrada de ayer,te quiero preciosa.

Anónimo dijo...

Vaya! Este hombre es mi vecino! En el fondo es bonachon (o así lo juzgo yo tras alguna conversación trivial de ascensor, y lo que desvelan sus ojos y su sonrisa) pero tiene el tremendo mal gusto de continuar fumando su puro en el ascensor (cuando sube o baja sólo claro) que deja el habitaculo "perfumado" durante todo el día, y yo casí nunca puedo resistirme a acordarme de su señora madre cuando tengo que subir o bajar 9 pisos tapandome la nariz, y entonces ni ojos ni sonrisa recuerdo, y salgo del ascensor diciendo: "menudo cabrón!".