18 mayo 2012

Hace exactamente cincuenta años, mandado por mis padres, entraba en una bodega de Vistabella y al bodeguero le pedía que, en una botella que yo llevaba, me pusiera un litro de vino tinto embocao dulce. Ayer entré de nuevo a esa bodega y allí estaba Pedro el bodeguero, ya jubilado, pero tomándose su vasico de vino -¿embocao dulce?- mientras observaba a los clientes.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que buena persona,atento y cariñoso.Gran conocedor de su oficio.