05 marzo 2013

Ayer por la tarde tocaba limpieza en el estudio, recogida de enredos, ordenar y guardar objetos, papeles, libros... Entre todo lo que por allí estaba había una caja con este osito dentro, un oso de tamaño mediano, color canela clara y tacto muy suave; se trata de un regalo muy especial que me hizo Lucía y era especial porque, a su vez, también se lo había regalado a su madre poco antes de morir. Me cuenta Lucía que al recibirlo su madre lo abrazó, y ahora yo lo abrazo también y lo huelo, intentando estar más cerca de aquellas ancestrales e infinitas sensaciones, de aquel momento irrepetible, de aquella persona tan especial.

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