20 abril 2010


Y cuando voy a coger la moto aparcada en la acera de enfrente, veo que sobre el asiento ha caido una flor de morera. Está allí sola, sin otra suciedad, como si hubiese sido dejada por alguien -amorosamente por alguien, habría escrito el poeta- Pienso en los jazmines de Soledad Martínez, en la delicadeza de que accidentalmente te caiga una flor, pero ahora, pasado el tiempo, sólo veo a alguien muy perdido intentando ponerse debajo de la trayectoria de esa flor.

3 comentarios:

TOÑI dijo...

La morera amorosamente dejo caer su flor sobre el asiento de tu moto,¿que quiso decirte el arbol?,yo creo que te hacia un regalo de vida.Penso que nadie se lo merecia más y desde luego ningun otro le haria una foto.

Cuqui dijo...

Quizá lo mejor de todo sea que 'la trayectoria' de esa flor es como la de todos nosotros ... sorprendentemente imprevisible. (Incluidos los insectos)

Anónimo dijo...

Todos los que la queremos estamos así, perdidos en nuestros recuerdos, desorientados ante lo que no nos acompaña, pero tenemos que seguir porque la vida es eso, seguir y seguir, aunque sea dando la cara que no es la nuestra. La felicidad ya no volverá a ser igual que la que teníamos, será otra y nos caerán otras flores y entonces recordarás aquella flor por la cual te esforzaste en situarte debajo. Pero aquello no volverá... Así fue.

Jose