La fachada de la iglesia de San Esteban -antiguo Convento de la Misericordia- un día de invierno de 1890 -arriba- y ayer por la mañana -abajo-. Entre una imagen y otra, unos ciento veinticinco años de distancia en el tiempo y, sin embargo, para unos protagonistas y para otros, para aquel fotógrafo y para éste, todo terminaba en aquella pequeñísima porción de tiempo que supuso la velocidad de obturación de sus máquinas. Esa niña que posa en primera línea, éste hombre que pasa con su teléfono, aquel fotógrafo. éste..., ya no existen, solo son tus sueños al pensarlos.
2 comentarios:
Buenos días.
Me gusta esta contraposición en el tiempo. Me gusta La luz que has fotografiado en el frente y sobre todo en el lateral derecho, en esa fachada que se asoma ala Iglesia.
Y me gusta mucho, mucho el texto, porque has resumido a la perfección una de las misiones de la fotografía, el instante que tan solo dura mientras se tiene apretado el botoncito disparador. Genial. Un abrazo
Publicar un comentario